viernes, 9 de enero de 2015

Aprendi...


Debo decir que a lo largo de todo este año 2014 que nos ha dejado hace apenas unos días, he aprendido muchísimas cosas. Unas buenas, otras no tan buenas y otras malísimas. Demasiados cambios en mi vida, muchas novedades, grandes decepciones de personas en las que confié ciegamente, amistades que se fueron, amistades que retomé, amistades nuevas que espero se queden para siempre. Conocí gente increíble. Comencé nuevos proyectos con toda la ilusión del mundo. Sueños y objetivos que con esfuerzo y sacrificio se convertirán en realidades y en triunfos. Un coche, mi primer coche, "mi gordo" así le llamo yo. Y muchas cosas mas. Y como es obvio, solo me voy a quedar con las cosas buenas, porque las malas las convertiré en experiencias con las que aprender en esta aventura que yo llamo VIDA, mi vida. 

Cuantas cosas aprendí y cuantas me quedan por aprender. Muchas. Demasiadas. Pero este año que pasó, este año yo aprendí que...

Aprendí que, aunque una persona a la que amas con todo tu corazón pueda parecer el gran amor de tu vida, al final por mil motivos, puede terminar decepcionandote tanto que, todo el amor que depositaste en aquella relación se esfumó en cero coma, convirtiendo a dos personas que se querían en dos auténticos desconocidos, con recuerdos en común... y nada mas. 

Aprendí que, muchas personas no son lo que dicen, que quien te dice que es diferente, en realidad es como el resto, o peor. La gente miente, porque la mentira es gratuita. La gente daña, porque hacer daño es gratuito. La gente no es lo que parece y aprendí que hay demasiados lobos con piel de cordero.

Aprendí que, no debes creer en la gente que te promete, porque ellos se sentaran a ver como eres tu la que cumples las promesas, mientras ellos no lo harán. Se quedaran pasivos, sin hacer nada, bueno si harán algo... lo contrario de lo que prometieron, eso es lo que harán.

Aprendí que, siempre debes hacer lo que te dicte el corazón, sin oír demasiado a los que te rodean. Y si te equivocas y te caes, pues miras hacia arriba y te levantas. Nadie se cae queriendo. Todos tropezamos sin querer hacerlo, es inevitable. En la vida tropezaremos muchas veces y levantarse es una obligación. Solo los cobardes se refugian en sus caídas. Solo los cobardes utilizan la palabra "imposible". Solo los cobardes se quedan sentados, esperando que vengan otros a levantarlos sin hacer nada.

Aprendí que, los consejos mas sabios son los de tu familia, tu padre y tu madre, nadie mas, y que hay demasiada gente que va de lista por la vida, esperando ver tu caída, gente que te dirán con toda la maldad del mundo, lo que tienes que hacer ante ciertas situaciones, pero cuando a ellos se les plantea la misma situación, hacen totalmente lo contrario. Y es ahí donde te darás cuenta de los verdaderos amigos, de los que de verdad te quieren y de los falsos envidiosos y envidiosas que solo quieren verte sufrir y hundida. Pero lo que no saben es que las cosas pasan porque tienen que pasar, y si alguna vez les hice caso en alguna decisión que tome, era obvio que al final fue lo mejor que hice, ellos me mal-aconsejaron pero sin quererlo me hicieron un gran favor. 

Aprendí que, cuando te enamoras todo es un negocio, un negocio de dos personas. Un negocio que si se va a la mierda finalmente pierde el que mas invierte. El que mas demostró, el que mas dió en ese negocio llamado amor, ese es el que mas sufrirá, el que peor lo pasará y el que al final dió tanto y demostró tanto, que no le quedará nada para ofrecer a otros. Te costará levantarte, recuperar fuerzas para empezar de nuevo y también descubrirás como la otra persona también lo pasará mal pero se recuperará antes, mucho antes que tu. Y lo veras con otras, invirtiendo de nuevo todo lo que no invirtió en ti, mientras tu lo diste todo hasta quedarte con el corazón vacío, con el alma rota y sin nada que ofrecer. Por lo tanto aprendí que, en este negocio llamado amor, solo pueden haber dos inversores y que ambos deben invertir la misma cantidad de sentimientos, de confianza y de amor.

Aprendí que, no solo existe el miedo por las cosas malas, por la muerte o porque alguien te robe, o por ir por una calle de noche y a oscuras, o por ver una peli de terror. También aprendí que el amor da miedo, mucho miedo. Y ahora soy una mujer con miedo a enamorarme, a empezar de cero. Pero lo superaré, es un reto para este año 2015. Y si no lo consigo este año, seguiré luchando por conseguirlo. Ante todo soy una mujer valiente y no me rindo tan fácilmente. 

Aprendí que, las personas resentidas, da igual el motivo, insultan sin razón y sin sentido. Solo por hacer daño. Porque llevan tanto odio y tanta rabia en su interior que la única forma de sentirse bien es através del insulto incontrolado e injustificado.

Aprendí que, los tíos que mas critican sin sentido, esos que dicen que las mujeres somos "unas tal" y "unas cual", y ya me entendéis, esos.... esos son los peores, los mas guarros, los mas putos, los mas bajunos. Son capaces de hasta vender su cuerpo, regalar fotos desnudos y convertirse en unos exhibicionistas con tal de llamar la atención de una mujer. Pero lo único que son es unos pedazos  de "puteros" desesperados por echar un polvo. Pena me da en lo que se convirtieron algunos. 

Aprendí que, lo bueno siempre se hace esperar. Que lo que fácil llega, fácil se va y lo que es verdaderamente bueno, eso siempre tardará.

Aprendí que, la gente no cambia, solo lo hacen hasta que consiguen lo que querían. Luego vuelven a las andadas y siempre peor que la ultima vez.

Aprendí que,  al pasado hay que decirle adiós. Si fue bueno, sera un buen recuerdo y si no lo fue, sera una experiencia.

Aprendí que, a tu vida llegaran miles de personas y que solo las mejores se quedaran en ella. Los que no se quedaron o no quisieron formar parte de ella es porque no merecían la pena. Por ello doy gracias a Dios porque se fueron para siempre.  

Aprendí a valorarme muchísimo mas de lo que me valoraba antes, y que no cualquiera me merece, porque yo no merezco a cualquiera, merezco lo mejor y de lo mejor... lo superior. 

Aprendí que, aunque a veces tienes que tomar decisiones dolorosas, al final te das cuenta que fue lo mejor que hiciste y lo mejor que te pudo pasar. 

Aprendí que, el mundo esta lleno de demasiados falsos hipócritas, de demasiadas lagrimas de cocodrilo, gente sin escrúpulos que utilizan el victimismo para parecer buenas personas y que los demás parezcamos malas. 

Pero también aprendí que, el tiempo y el karma son sabios y que siempre al final, terminan poniendo a cada uno en su lugar. Que lo que siembras cosechas. Que tus acciones son como un boomerang, todo lo que haces, tanto lo bueno como lo malo, al final la vida, te lo devuelve.

Aprendí que, sobre todo soy persona, con total libertad de hacer lo que me de la real gana mientras no haga daño a nadie. Que nadie es quien para manipularme, ni decirme lo que tengo o no tengo que hacer. Nadie es quien para decirme quien debe ser mi amigo o quien no. Nadie es quien para decirme a lo que me tengo que dedicar o a lo que no. Nadie es quien para exigirme que demuestre mas de lo que me demuestran a mi, o dar mas de lo que recibo. NADIE!!

Aprendí que, quien te quiere de verdad, te aceptará tal cual eres, física y sicológicamente, con tus defectos y tus virtudes, con lo que tienes y no tienes, confiando ciegamente en ti, porque sabe que no le vas a defraudar. Quien te quiere, aceptará tu vida, tu profesión, tus ideales políticos y hasta tu equipo de fútbol, lo aceptará todo. Confiará en tu fidelidad y en tu lealtad y aunque hayan diferencias, discusiones y alguna que otra rencilla, se tragará su orgullo y luchará con uñas y dientes por no perderte jamás, pase lo que pase y por encima de todo y todos.

Aprendí a no callar. A decir las cosas a la cara. A decir "hola" y "adiós para siempre" en un mismo día. A defender mi ideología y respetar la de los demás. A tratar a la gente tal y como me traten a mi. Aprendí a defenderme con argumentos, sin mentiras ni cuentos, siempre con la verdad, porque el movimiento se demuestra andando.

Aprendí a sonreír, a pesar de las tormentas, porque siempre hay que intentar ver el lado bueno y positivo de las cosas. Porque después de esa tormenta, siempre llega la calma. Aprendí a aceptar las cosas, porque lo que tenga que venir vendrá, y lo que tenga que pasar... pasará.

Y aprendí muchas cosas mas, porque la vida es como una universidad en la que cada día se convierte en una gran lección de la que aprender. Por lo tanto, seguiré aprendiendo día a día y minuto a minuto.



Buenas Noches, y muy pronto mas y mejor ;)