Igual que en otra ocasión os dije que los polos opuestos nunca se atraen y expliqué detalladamente mi teoría del por qué, ahora digo que un clavo jamás saca otro clavo y ahora os explico.
Cuando decides sacar un clavo con otro, lo primero que tienes que tener en cuenta es, como era ese clavo que penetró tan profundamente y con tanta fuerza, como es el clavo que vas a utilizar para intentar sacarlo y como es la madera donde se clavó. Comencemos.
¿Como es el clavo enterrado? ¿esta enterrado profundamente? Si el clavo esta enterrado profundamente entonces échale paciencia, porque el tiempo a invertir en el proceso de sacarlo puede ser muy largo y requerirá bastante esfuerzo. Mientras intentas sacar el clavo harás que el hueco donde esta incrustado se haga mas holgado y la madera quedará dañada, arrastrarás astillas y dejarás posiblemente restos de ese clavo en el hueco. Al mismo tiempo el nuevo clavo corre el riesgo de doblarse, no entrará derecho y cederá en el intento.
¿Como es la madera donde se clavó? pues dependiendo del tipo de madera, el clavo pudo quedar fuertemente arraigado o por el contrario saldrá fácilmente. Dependerá si la madera es dura, resistente como el roble, o blandita, débil y manejable como la madera de un pino.
Sea como sea, finalmente el clavo puede llegar a salir, pero ahora nos queda el hueco. Ese espacio vacío que tendrá que ocupar el segundo clavo. Y comienzas a clavar de nuevo y comienzan los problemas. Y es que no hay dos clavos exactamente iguales. Aunque aparentemente lo parezcan, no es así. Y ahora surgen las dudas... ¿este nuevo clavo se ajusta al hueco o no?
Si el clavo es mas ancho, con el tiempo tendrá que ir haciéndose paso y acomodarse poco a poco. Labor que requiere de mucha paciencia corriendo el riesgo de que el propio clavo en uno de sus intentos por entrar salga expulsado hacia atrás, ya que la madera tiene que ceder y a veces eso no es posible o no es tan fácil, porque todas las maderas tienen limites.
Por el contrario si el clavo es demasiado estrecho, quedaran huecos sin rellenar. Aquí es donde entra en juego el clavo secundario. Debe tener toda la paciencia del mundo para intentar dilatarse y cubrir el espacio vacío, pero prácticamente es casi imposible, ya que el hierro, material con el que esta hecho el clavo, solo dilata con el paso del tiempo y con el desgaste por oxido. Por lo que el clavo finalmente prefiere elegir otro tipo de madera en la que profundizar sin problemas y sin tanto desgaste.
En otras ocasiones es la propia madera la que se deshace del clavo que no puede rellenar ese hueco vació, a veces no sucede de inmediato. A veces todo parece tan perfecto y bonito que nos creemos haber encontrado el clavo auxiliar correcto, pero con el paso del tiempo te das cuenta de que no. Algunos prefieren mantenerlo ahí hasta encontrar, en apariencia, el clavo mas indicado. Otros prueban con diferentes clavos, los denominados "clavos fáciles", pero sin resultados positivos. En cambio otros prefieren mantener ese espacio desocupado, con las marcas del oxido y del paso del tiempo, algunos creyendo que no habrá quien llene ese vacío y otros con la esperanza de que el indicado llegará algún día.
Querer descubrir o experimentar con clavos auxiliares para intentar expulsar el clavo principal me parece, entre otras cosas, patético y ruín. Patético porque es sinónimo de desesperación. Desesperación por sacar un profundo clavo que no es tan fácil como parece, porque dejó tan marcada la madera, que la única arma de defensa es sustituirlo cuanto antes con otro clavo. Desesperación por querer quedar por encima, como si se tratara de una competición, de una carrera por saber quien desclava antes a quien. Y por otra parte me parece ruín. Ruín porque utilizar un clavo auxiliar a expensas de hacerle daño en el intento es lo peor que se puede hacer. Ruín, porque solo un inmaduro y un cobarde sería capaz de hacer algo así. Y es que os garantizo que a nadie, absolutamente a nadie le gustaría ser "un clavo auxiliar".
Mi recomendación y/o consejo es que, no hay nada mejor como que la propia madera tenga la capacidad de expulsar por cuenta propia ese clavo. Quien mejor que ella para conocer la profundidad y el espacio que ocupa. Y esto es la realidad.
Los clavos que salen sin ayuda de los auxiliares, aunque nos parezca mentira, son los que menos huellas dejan. Salieron solos porque la madera, aunque sea dura y fuerte como la de un roble, rechazó esos clavos. Bien porque la calidad del clavo no era compatible con la madera, o bien porque el clavo era espinoso y le hacia demasiado daño. En este ultimo caso, finalmente el clavo saldrá, porque al mismo tiempo que se rompían las espinas y quedaban dentro, el clavo poco a poco, se iba desprendiendo, con dolor, si, pero sin esfuerzo. Y si, al final esas espinas ocuparan un lugar en la madera y jamas saldrán. Siempre permanecerán ahí, pero la madera las utilizará como un recuerdo y una experiencia para no dejar que entre otro clavo con las mismas intenciones.
Os puedo garantizar que, en estos últimos tiempos, he tenido clavos auxiliares a mi disposición, pero si las reglas no son las marcadas por mi, no habrá nada que hacer. Por otro lado, ni estoy tan desesperada ni soy tan ruin. Igualmente también, puedo garantizar que mi clavo ya salió, fue de los espinosos, pero salió, y no tengo ninguna prisa por rellenar el hueco. No quiero divertirme con clavos equivocados mientras llega el indicado. Tampoco quiero ser yo el clavo equivocado de nadie. No quiero hacer daño ni que me hagan daño a mi. Ya esta bien de tanto dolor y sufrimiento.
Quiero ser feliz y divertirme pero con los pies en el suelo. Y si alguna vez llega ese clavo, el indicado y el correcto; ese que tenga mis mismos pensamientos y la misma forma de ver la vida; ese que no tenga que esperar días y días para tenerlo conmigo, porque la distancia o sus pocas ganas lo alejen de mi; ese que si lo necesito en cualquier momento, esté dispuesto a venir y estar ahí, apoyándome en todo y siempre a mi lado; ese que venga a buscarme sin pedírselo y sin tener que ser yo la que vaya a buscarlo porque tiene ganas de verme, pero no de hacer el esfuerzo por venir hasta mi; ese que no provoque en mi el sufrimiento de unos celos intencionados; ese que no se siente a ver como yo lo doy todo mientras él no da nada; ese que nunca me mienta y cumpla con todo lo que prometa; ese que confíe en mi plenamente; ese que nunca me falte el respeto; ese que me transmita tanta seguridad y estabilidad como yo le voy a dar a él; ese para el que solo yo sea su mundo y su universo; ese que solo brillará para mi y yo para él y con el que tendré mil cosas en común... será entonces cuando le abriré las puertas y ese "clavo" entrará en mi vida.
Seguramente muchos se van a sentir identificados con lo que digo. Unos criticaran y otros estarán totalmente de acuerdo conmigo. A los que critiquen decirles que, ya me da igual y que como no espero nada de nadie, voy a seguir escribiendo lo que me dé la gana, se pueden reír, pueden mandar indirectas o pueden patalear, pero repito... ¡como ya nada me afecta ya todo me da igual!. Y a los que estén de acuerdo, pues decirles que me alegro muchísimo que así sea, y es que la razón solo tiene un camino. ;)
Moraleja: Un clavo "NO" saca otro clavo.
Besitos y hasta la próxima pequeña dosis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario