martes, 30 de abril de 2013

"DAME TIEMPO"...



Esa frase de dos palabras que muchas veces duele tanto como si te clavaran mil dagas en el corazón. A veces te toca a ti oírla, otras eres tu quien la dices. Y piensas... ¿todo se acabó? ¿por qué? A veces puede ser que se acabó todo, pero otras solo se trata de eso... de dejar pasar algo de tiempo. Es como si a la vida le pidieras una pausa, aunque suene contradictorio. Una pausa para reflexionar y respirar profundo antes de de coger impulso para continuar. Una pausa para pensar y meditar si lo que estábamos haciendo era lo correcto o no. Una pausa para comprobar si de verdad extrañas y amas a esa persona tan diferente a ti. Una pausa para aclararte y ver si merece la pena dejarlo todo por él o no. Una pausa es eso que a veces decimos u oímos como un... "dame tiempo". Nuestro miedo es que pase demasiado y te lleve al olvido o a los brazos de otra persona que se cruza en tu camino y luego sea demasiado tarde para retomar aquello que dejaste aparcado. Es arriesgado para los dos, para quien lo dice y para quien lo escucha, pero es un riesgo que hay que correr. Y si ello conlleva la felicidad, aunque sea, de uno de los dos, ese "dame tiempo" habrá merecido la pena.

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